lunes, 20 de abril de 2009

Hong Kong, un lugar acojonante...

Venir a Hong Kong por primera vez es una experiencia brutal, vale, no es mi caso ya que he venido 3 veces, pero comento lo que sentí la primera vez y lo que veo en la gente que acaba de llegar. Éste es un paisaje urbano y no natural, pero de una dimensión aterradora. Los edificios te hacen sentir lo que buscan, una mierdecilla. Han logrado que las grandes corporaciones consigan lo que el despotismo de los reyes consiguió en Europa, abrumar y asustar. Es ahora el despotismo de las grandes compañías, mucho más poderosas que los anteriores, las que se rigen ante tí en forma de desmesuradas contrucciones que desafían a las nubes.



No por eso deja de ser un lugar espectacular, divertido y variopinto. Solo la llegada a su, posiblemente mejor aeropuerto del mundo situado en una isla artificial ya te hace ver que llegas a un lugar especial. La mezcla entre lo moderno y lo tradicional, tan presente en Japón también se aprecia aquí, aunque en menor medida.

No dejo de echar de menos algo más auténtico, me explico, salir de marcha o de compras no va más allá de lo que ves en cualquier otra zona pija de cualquier ciudad occidental, con la diferencia de que en estas últimas existe un movimiento algo más "underground" que aquí aun no he visto aunque presupongo que en semejante megaurbe lo habrá. Aquí la gente joven tiene que ir hecha un pincel, con sus zapatillas de marca, sus vaqueros o minifaldas perfectos, peinados igualmente a la moda y demás complementos que no desentonen tod@s con un toque extravagante, importado del Japón más materialista. Aun así en Japón veo movimientos alternativos que espero ver aquí antes de irme. No dejo de echar de menos la despreocupación que puedo ver en lugares como por ejemplo Malasaña en Madrid y algunas zonas de Inglaterra por nombrar algo.

Siempre te puedes escapar hacia la zona más tradicional como hicimos ayer por la noche, donde pese a la hora que era seguía habiendo gente en la calle, cenando y hablando en voz alta sin miedo de herir los oídos sensibles de algún petardo. Hong Kong sabe premiar a quien se atreve a meterse en un lugar donde sabes que nadie te va a entender, la gente es agradable y curiosa y te hacen sentir como en restaurante de tu barrio al poco de dar el primer y más dificil paso. ¿Y al terminar? pues como en metro estaba cerrado buscamos un bus nocturno y no tardamos en encontrarlo, el mismo conductor nos avisó cuando llegamos a nuestra parada.
Una maravilla.

Mi experiencia con ciudades asiáticas es que la seguridad es muy superior a lo que estamos acostumbrados, somo nosotros los que damos miedo andando solos por la noche :P

Besos y abrazos desde la ciudad de Ghost in the Shell.